Por: Iván Delgado www.ivandelgado.com
La mayoría de los políticos siempre han buscado proteger las condiciones laborales del trabajador, estas propuestas son muy rentables políticamente durante las campañas electorales. Con el transcurso del tiempo, los beneficios del capital humano se han incrementado considerablemente. Recordemos que, durante la primera etapa de la revolución industrial, las jornadas laborales eran de 15 horas; iniciaban 5 de la mañana y terminaban 8 de la noche, asimismo el trabajo infantil era permitido.
En la actualidad, es difícil encontrar empresas globales con este tipo de prácticas o condiciones laborales. La evolución de la sociedad ha acompañado la protección laboral desde hace décadas. ¿Pero aún son necesarias estas medidas en la actualidad? Es difícil responder con certeza, dependerá del país y la coyuntura que vive.
Las compañías más competitivas del mundo son conscientes de que las personas son el activo más preciado y valioso en la organización. Las competencias, actitudes y conocimientos de un buen equipo de trabajo pueden hacer la diferencia. Duplicar la producción, mantener el liderazgo en el sector, innovar constantemente, entre otros logros positivos.
El capital humano en otros países
Lo mismo sucede con los países. No son los recursos naturales los que han hecho que algunos países sean del primer mundo. Lo que ha hecho posible esta caracterización ha sido sus ciudadanos, sus principios, valores, la visión sobre el trabajo y la importancia del esfuerzo de la clase emprendedora. Así mismo, también es necesario gobernantes suficientemente instruidos de cómo generar riqueza en sus sociedades.
Las organizaciones globales y competitivas, conscientes del valor del capital humano, no necesitan de leyes para conceder a los trabajadores un trato respetuoso.
Siempre sobrepasan las normas legales establecidas, multiplican varias veces los salarios de ley y dan mejores beneficios basados en la camaradería, la capacitación, la bonificación, entre otros.
Es trascendente que el empresario desarrolle estrategias para retener a sus mejores talentos, hacer del centro de trabajo un motivo de orgullo y un lugar ideal para que así los trabajadores pasen a gusto la tercera parte de su tiempo. Convertir a la organización en un imán de gente talentosa es la mejor garantía de un crecimiento sostenido y global.
A la par con esto, el empresario deberá seguir capacitándose para desarrollar habilidades y competencias que le permitan supervisar y tomar decisiones en el manejo del capital humano.
En los gobiernos
En el otro lado, un gobierno excesivamente protector del trabajador sólo consigue elevar los costos de contratación. Reduciendo el empleo formal e incrementando la informalidad y la precariedad del trabajo.
Lo cual se generá una reducción de la inversión y bajas rentas para las arcas del estado. Por lo que, descuidará las políticas sociales. Recordemos que muchas plantas industriales en los Estados Unidos y Europa Occidental han migrado a Asia, Latinoamérica y Europa Oriental debido a la sobreprotección laboral. Lo anecdótico es que esta sobreprotección incrementa el desempleo en el grupo humano que se trataba de proteger.
Tengamos presentes que las personas menos productivas en la sociedad. Los que no tuvieron oportunidad de educarse o los jóvenes inexpertos que recién entran al mercado, son los más afectados en la legislación laboral o incrementar el salario mínimo. La productividad de estos no supera el costo de su contratación, y se convertirán en las principales víctimas del desempleo o la informalidad o precariedad del trabajo.
Estoy convencido que todos los empresarios que deseen ser competitivos y subsistir en un mercado cada vez más global, tomarán conciencia de esta importante variable, el capital humano. El cual será tratado de manera muy especial, no por una ley que los obligue, sino para mantener su competitividad.
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