Por: Iván Delgado www.ivandelgado.com
Según Darwin la naturaleza realiza una selección natural de las especies, las que se adapten mejor al medio en donde viven podrán tener la mayor oportunidad de fortalecerse y por ende reproducirse. Algo similar se vive a nivel global y con el TLC.
El Organismo Mundial de Comercio (OMC) tiene como tarea agilizar las transacciones comerciales a nivel global. En un futuro muy cercano, lograr que ya no existan aranceles, subsidios, cuotas, etc. Solo reglas claras y condiciones similares de juego entre todos sus miembros; en otras palabras, todo el mundo podrá vender y comprar mutuamente desde cualquier parte del globo, además de fomentarse el libre tránsito de las personas.
En ese orden de ideas, los Tratados de Libre Comercio o TLCs son simplemente pequeños avances a esta visión comercial global. Por tanto, las compañías que sepan aprovechar sus ventajas competitivas y comparativas o que logren migrar con éxito a una actividad buscando tales ventajas serán las que sobrevivirán debido a que pudieron adaptarse a su entorno con mayor rapidez.
TLC en otros países
Muchos países de la región como México, Panamá, Colombia, Perú, Chile entre otros han celebrado TLC con EUA (o también denominado Acuerdo de Promoción Comercial – APC).
Los que estaban a favor argumentaron como beneficios: el incremento de las exportaciones. Así mismo, la necesidad de un nuevo acuerdo generado por la finalización del ATPDEA o tratados de comercio previos entre las partes la posibilidad de acceder a nuevos y mayores tratados comerciales en el futuro, entre otros. Del lado de los detractores los mayores argumentos fueron: las agendas ideológicas ya conocidas (imperialismo económico) y una amenaza destructiva a las empresas nacionales.
Sin embargo, un hecho innegable es que los beneficios económicos que traen los TLC son beneficiosos para ambas partes.
En mi opinión los EUA, además de crear nuevos mercados para sus industrias, tiene otros objetivos complementarios. Mejorar su posición geopolítica en la región frente a sus competidores globales, observar con mayor detalle el problema del narcotráfico, reducir la creciente migración latinoamericana. Mediante el uso intensivo de la mano de obra no calificada en los sectores agroindustriales que la ejecución del TLC demandará en sus propios países, entre otras. Particularmente, no creemos que la economía de EUA mejore mucho gracias a su interacción con un mercado regional como el nuestro; no olvidemos que representamos un porcentaje muy pequeño de sus exportaciones.
El rol del Estado
El rol óptimo del Estado en esta nueva etapa no solo debe ser aportar compensaciones en los sectores sensibles sino también orientarlos a promover la migración de nuestras empresas a otros rubros más rentables y con ventajas comparativas y competitivas. De modo que, si usted es empresario, sólo le queda optimizar su organización para esta nueva etapa, buscando aprovechar todos los nuevos productos o servicios a precios competitivos que llegaran.
La mejor forma de fortalecer a las compañías es dejándolas competir. Las que sepan adaptarse a esta nueva era, como el uso intensivo de la tecnología, visión global de los negocios. La capacitación y desarrollo del capital humano, estándares internacionales de calidad, capacidad de identificar las ventajas comparativas y competitivas, etc. – podrán enfrentar exitosamente este reto; las que no lo logren, lamentablemente, la selección natural realizará su tarea.
En conclusión, este TLC no es una amenaza, es una gran oportunidad. Sólo hay que prepararse adecuadamente o simplemente, resignarse a la extinción. Tengamos presente que gracias al libre comercio los países redujeron sus conflictos y solo es cuestión de tiempo de que todos los mercados de países prósperos se lleguen a globalizar con la selección natural.
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